La primera entrada con la que retomé este blog con pequeño cambio de nombre, era una en la que me planteaba un reto para el 2019. Un rato que consistía en ver una película por semana durante todas las semanas del año. El primer mes incluso hice un resumen de mi opinión de esas películas y lo publiqué en el blog. El segundo solo escribí un tuit sobre cada película. El tercer mes ví las películas pero ni siquiera las comenté. El cuarto, quinto y sexto no ví ninguna de las pelis de la lista y luego intenté remediarlo pegandome un atracón. No nos vamos a engañar, estamos a finales de Diciembre y no he terminado la lista ni de cerca. No voy a conseguir cumplir el reto. Y me doy cuenta de que no me importa tanto.
Digo que no me importa tanto y esto es debido a que me doy cuenta de lo que he disfrutado en este año viendo películas que en un principio no pensaba ver, sorprendiendome ayer mismo con 'Marriage Story' en Netflix, por nombrar una. Que a veces marcarnos un objetivo y ser rígidos con él es la cosa más estúpida que podemos hacer. Que las películas, como la música u otras cosas en nuestra vida, necesitan su momento. Y que aunque esta semana toque ver un drama, quizá nosotros necesitemos una comedia para evadirnos del drama que tenemos en la vida. O quizás hoy tengamos ganas de ver un musical. De ver la novedad de la semana.
Darnos cuenta de que no pasa nada por no cumplir esos objetivos rígidos, que el simple hecho de haberlos marcado ya significa un cambio. Ya es bueno. Luchar por cambiar lo que no nos gusta sin morir en el intento, lo cual haría inutil todo nuestro esfuerzo. Sé que mezclo una 'chorrada' como puede ser un reto de ver películas, con otras cosas más cruciales en nuestra vida. Pero al final como afrontamos nuestros retos y nuestros objetivos es parecido en los casos más chorras y en los menos.
Que comience un nuevo año con nuevos propósitos, con renovadas ganas de ir al gimnasio aunque estas duren solo hasta el 7 de Enero.
Felices fiestas y ¡a disfrutar!